Si bien es cierto que este blog es para hablar de Turismo, en esta ocasión escribo sobre una de las tantas cosas que alejan o afectan la actividad turística de un país...
Recientemente me tocó
vivir de cerca un escenario que todos los días escuchamos, vemos en las
noticias o nos enteramos por algún conocido, una realidad país que no reconoce
preferencias políticas, no identifica estatus social, no mide las conductas,
las preferencias o los títulos universitarios y mucho menos las edades.
Lamentablemente me refiero a la “escasez” o desabastecimiento de productos para
la salud y la alimentación, Escenario que
todos los Venezolanos hemos comenzado a enfrentar en un país que lucha constantemente
para mantener sus vitrinas y centros de abastecimiento en los niveles mínimos
apropiados para dar servicio.
Buscando una medicina me
toco hacer un viacrucis por diferentes farmacias y automercados de la ciudad,
donde tuve la oportunidad de ver, escuchar y presenciar, diferentes anécdotas de
los escenarios y “negocios” que se llevan a cabo en torno a la necesidad de
quienes acuden en busca de un producto regulado, o escaso en el mercado.
La primera impresión o
sorpresa te la llevas cuando llegas al lugar y entiendes que debes hacer una
cola enorme, para entrar al establecimiento, la segunda cola para solicitar el
producto y una tercera cola para cancelarlo, cuando tienes la suerte de
conseguirlo. (Este proceso puede durar entre una y cuatro horas).
Otro escenario fue ver a
todas las personas que hacían cola, gritando improperios contra un militar
uniformado queriendo entrar al establecimiento sin hacer la cola. (Obviamente
el militar hablo con la policía a cargo del lugar y entro al sitio.) No pude
quedarme para esperar que saliera el uniformado y comprobar su compra.
Un tercer escenario son
los “buhoneros” que intentan venderte cupos, o puestos en la cola para que
llegues más rápido al mostrador, lo más cruel y dantesco de esta opción es que
ponen el precio, dependiendo del producto que estés intentando comprar.
Otra modalidad es “llamar
a un amigo” que supuestamente trabaja dentro del establecimiento y ponerlo en contacto
contigo para que te verifique si tienen el producto en existencia y luego ofrecértelo
por un precio mucho mayor al que aparece marcado, con el beneficio de no hacer
la cola.
Una realidad igual de triste
es ver como los uniformados salen del local con enormes bolsas y las cargan en
las patrullas, desconociendo quienes hacen la cola, cual es el destino de esos
productos y que precio pagaron por ellos.
Todas estas iniciativas
desarrolladas en su mayoría por personas desempleadas, tienen como objetivo, más
allá de brindar un servicio o solucionar una necesidad, el aprovechamiento de
quien por trabajo o por el cuidado de un enfermo no puede acudir o perder
tiempo en largas colas.
Lamentablemente en mi
caso menciono las que pude observar en apenas un día, donde tuve el infortunio
de recorrer más de 14 farmacias buscando un medicamento. Seguramente detrás de
todos estos casos habrá miles de familias y otro centenar de historias, donde
los protagonistas siempre serán unos vagabundos que se aprovechan del más
necesitado.
Cada uno de estos
ejemplos me llevaron una vez más a la lectura y la reflexión obligada, de saber
cuánto estamos haciendo para que nuestro país sea diferente y nuestra gente
aprenda a vivir de igual a igual, dando cada día lo mejor de sí, apostando al
logro de sus metas personales, y conquistando triunfos en colectivo, para hacer
de Venezuela un país en positivo.
El texto a continuación
me llegó sin firma y estoy seguro que no fue escrito en Venezuela, aunque
lamentablemente se parece mucho a nuestra realidad,
Doble moral
“Esta es una sociedad en
la que la gente quiere dos policías, uno que ponga el orden y otro que le dé
chance; quiere dos políticos, uno que sea serio y otro que le otorgue
beneficios, quiere dos códigos de ética, que mi mujer sea casta y pura, pero la
del vecino sea flexible; quiere dos códigos migratorios, uno que me permita
mano de obra barata y otro que eche de aquí a toda esa gente. Es difícil, pero la
gente quiere cumplir con la ley, quiere mejora salarial, quiere empleo, pero no
quiere trabajo. ¿Entonces?”
Bien decía Bertrand Russell, Premio Nobel de Literatura
(1870 – 1970).
“La humanidad entera sufre una doble vida: Una con la moral que predica y no practica y otra con la moral que practica y no predica.”
Hugo Santos, se define como un publicista dedicado a la hotelería, actualmente escribiendo para su blog acerca de la industria hotelera, el marketing, y el manejo de las redes sociales. Permanentemente activo y enfrentando a diario el contacto con los clientes, como su principal fuente de inspiración, mientras logra publicar su próximo libro "Ensayo de Marketing Turístico en 70 pag.´s"Este articulo y cualquier otro publicado en mi blog puede ser reproducido y utilizado como referencia, siempre y cuando se mencione la fuente.
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