Las nuevas pestes del siglo XXI
Cuando inicie este blog quería escribir únicamente sobre el turismo, el marketing, la publicidad y todo lo necesario para vender un país como destino turístico, utilizando
herramientas como la fotografía para dar a conocer rincones y lugares
impactantes de mi país.
Hoy en día vergonzosamente
llevamos la etiqueta de “país en riesgo” y a decir verdad, más allá de la
inseguridad que tenemos en todo momento, en cualquier parte sentimos el riesgo
de ser amedrentados, sometidos, o lo que está de moda estafados, “matraqueados”
por cualquiera que tenga o disfrute el beneficio de tener alguna cuota de
poder, o producto de primera necesidad. (según sea el caso).
En días pasados sufrí la
emergencia de viajar de una ciudad a otra y me toco ascender un calvario para comprar boleto aéreo, Pasando por largas colas y listas de espera informales, donde quedan en los
primeros lugares el que tenga la voz más alta y no precisamente el que tenga la
prioridad de mayor urgencia.
Pude ver con preocupación
personas con emergencias médicas, que llevaban informes que respaldaban su
situación, también vi muchas personas con llanto en los ojos por la reciente
perdida de algún familiar, importantes ejecutivos que necesitaban firmar algún documento, personas
citadas para alguna entrevista de trabajo o cita en la embajada, o simplemente turistas en transito de un país a otro, (algo normal, en cualquier aeropuerto del mundo) en
realidad, pase tantas horas que me tocó presenciar muchas excusas, y también
muchos abusos de quienes trabajan detrás del mostrador, sin tomar en cuenta
estas necesidades.
Mientras esto pasa AVAVIT, declara perdidas por el orden del 60% al cierre del año 2014.
LA RAZON
Toda esta injusticia o falta de
sensibilización tiene su origen en la especulación y el sobre precio, que le ponen a
los boletos como si de una subasta se tratara.
Me tocó ser testigo de una
negociación entre una “supuesta” supervisora de limpieza del aeropuerto y un
pasajero, donde ella le ofrecía, un pasaje por el doble
de su precio, obviamente el pago de esta operación exigía que fuera en efectivo
y la única garantía de este señor, era la confianza de haberla vista con una
escoba y un radio portátil.
Otro caso presenciado fue la conversación entre una supervisora de la línea aérea y
una pasajera (aparentemente ex trabajadora del aeropuerto), mientras esta le entregaba la cédula de ella y un acompañante,
para que la empleada, le hiciera los boletos sin hacer la cola.
Estos casos y otras múltiples
denuncias que logre ver en las redes sociales, son
realmente la mayor amenaza o señal de un país en riesgo, donde la única constante, es la falta de vocación, la falta de moral y le perdida de valores, sumado a la ausencia de autoridades con
la moral suficiente para detener estas irregularidades.
Motivos suficientes para alejarnos del país que tanto anhelamos, y recordar la frase de René Descartes:
"El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por tornarse extranjero en su propio país."
@zorbash
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