octubre 17, 2025

Hacen falta personas

El siguiente articulo es el titulo de un podcast que escuché recientemente y me pareció muy apropiado compartirlo por lo identificado que me sentí con su contenido, por los valores que nos deja en su reflexión, donde el respeto se gana, la honestidad se aprecia y la lealtad se devuelve.


En el mundo hace falta tanta empatía no sabemos que es lo que está pasando en la vida de las otras personas hasta que no nos lo dicen.

 

Así que actuemos, hablemos y estemos como si esto hará la diferencia en la vida del otro, una simple escucha, una simple palabra, un simple hombro, la simple presencia, puede ser todo para la otra persona.

 

Hacen falta personas, personas que no se imaginen las situaciones de los demás sino que las sientan como suyas.

 

Hacen falta personas, personas que cambien el lo siento por el te siento, hacen falta personas que estén consientes de que el valor de cualquiera está en lo que dice, hace, piensa, y no en su apariencia.




"lo malo será malo aunque todo mundo lo haga, y lo bueno será bueno aunque nadie lo practique"


 

Hacen falta personas que decidan cumplir con su compromiso social y utilicen sus habilidades en beneficio de la sociedad, hacen falta personas, personas buenas que salgan, que hablen, que se hagan escuchar, somos más los buenos, pero somos menos ruidosos.

 

Hacen falta personas que crean en la eficacia de uno mismo, creer que nuestros actos aunque sean los únicos, aunque seamos los únicos tienen el potencial de causar grandes impactos, de hacer la diferencia, hacen falta personas que sepan que lo malo será malo aunque todo mundo lo haga, y lo bueno será bueno aunque nadie lo practique.

 

Hacen falta personas que caigan en cuenta de una vez por todas, que todos somos eso, que todos somos personas.


El texto original pertenece a: 
Farid Dieck, psicólogo, escritor y conferencista. 

 

Conclusión: En la tierra hacen falta personas que trabajen más y critiquen menos, que construyan más y destruyan menos,

junio 10, 2025

El maestro y la lectura

 

"Maestro, he leído muchos libros... pero ya olvidé la mayoría. ¿Entonces, para qué sirve leer?" Esa fue la pregunta de un alumno curioso.




 Y el maestro... no respondió.

 

Solo lo miró en silencio.

 

Pasaron unos días.

 

Estaban sentados junto a un río.

 

De pronto, el anciano le dijo:

 

- Tengo sed. Tráeme un poco de agua... pero usa ese colador viejo que ves ahí en el suelo.

 

El alumno lo miró desconcertado.

 

Era un pedido absurdo.

 

¿Cómo iba a traer agua con un colador lleno de agujeros?

 

Pero no se atrevió a contradecirlo.

 

Tomó el colador y lo intentó.

 

Una vez.

 

Y otra.

 

Y otra más...

 

Corría, llenaba, perdía toda el agua en el camino.

 

Intentó ir más rápido.

 

Tapar los agujeros con las manos.

 

Cambiar de ángulo...

 

Nada funcionaba.

 

No podía retener ni una gota.

 

Agotado, frustrado, se sentó a los pies del maestro y dijo:

 

- Lo siento. Fracasé. Era imposible.

 

El maestro lo miró con ternura y le dijo:

 

- No has fracasado. Mira el colador.

 

El alumno lo miró.

 

Y entonces lo notó:

 

Aquel colador sucio, viejo y ennegrecido... ahora brillaba.

 

El agua, al pasar una y otra vez, lo había limpiado.

 

Y el maestro continuó:



Así es la lectura.


No importa si no recuerdas todo lo que lees.

 

No importa si el conocimiento parece escaparse de tu memoria como el agua del colador...

 

Porque mientras lees, tu mente se limpia.

 

Tu espíritu se renueva.

 

Tus ideas se oxigenan.

 

Y aunque no lo veas, te estás transformando por dentro.

 

Ese es el verdadero propósito de leer.

 

No llenar la memoria... sino limpiar el alma.

 

.- Un artículo que leí hace algún tiempo y quise compartirlo sin conocer el autor. Mientras disfrutaba la lectura de un regalo que me hiciera mi hija, llamado "Simón era su nombre" un libro de Edna Iturralde, con una increíble narrativa que ofrece un relato de la vida de Simón Bolívar, El Libertador, contado desde las voces de Hipólita a quien consideraba su madre, Manuelita su compañera y aliada política y el propio Simón durante sus últimos días en Santa Marta, Colombia.

abril 15, 2025

La diferencia que hace la diferencia: ¿Cómo algunas personas logran resultados extraordinarios con los mismos recursos?

En el mundo de la hotelería, el turismo y los servicios en general, todos trabajamos con recursos limitados: tiempo, presupuesto, talento humano, infraestructura. Sin embargo, hay personas que logran destacar, inspirar y transformar, incluso cuando parten desde el mismo punto de partida que los demás. ¿Dónde está la diferencia?




No hay una única respuesta. Pero sí existen factores que se repiten en quienes marcan la diferencia:


1. Valores y fundamentos sólidos


Muchas veces, el entorno familiar moldea la ética y la determinación. Algunos crecieron con ejemplos de esfuerzo, otros heredaron ventajas. Pero lo que realmente cuenta es lo que cada persona decide hacer con lo que tiene.


2. Pasión y convicción


Nada sustituye la pasión. Quienes aman lo que hacen, encuentran energía incluso en la rutina. Y cuando la pasión se combina con convicción, se convierte en un motor inagotable para la acción.


3. Mentalidad de crecimiento


Pensar diferente, ponerse en los zapatos del otro, atreverse a imaginar nuevas formas. La mentalidad flexible y abierta es el terreno fértil donde nacen las grandes ideas.


4. Propósito y visión clara


Tener claro el “por qué” y el “para qué” es lo que permite sostenerse en el tiempo. En hotelería, esto puede ser tan simple y tan poderoso como brindar una experiencia memorable que transforme el día —o la vida— de alguien.


5. Planificación con ejecución disciplinada


La visión sin acción es solo un sueño. Pero cuando se planifica con intención y se ejecuta con disciplina, los recursos rinden al máximo.


6. Hábitos que multiplican


El éxito está en lo que se hace todos los días. Las personas que construyen hábitos productivos consiguen que la excelencia no sea una meta, sino una costumbre.


7. Aprendizaje continuo


El mundo cambia. El cliente cambia. Nosotros también debemos cambiar. Aprender es una decisión constante y una ventaja competitiva.


8. Resiliencia y actitud positiva


Caer, aprender y levantarse. Y hacerlo con una sonrisa. Esa actitud no solo transforma resultados: transforma culturas organizacionales.


9. Apoyo y conexiones reales


Nadie llega lejos solo. Contar con personas que acompañen, reten, inspiren y ayuden hace toda la diferencia.


10. Innovación constante


Buscar nuevos enfoques, probar caminos distintos, no conformarse con lo que funciona “porque siempre se ha hecho así”. La innovación es el alma del progreso.


En resumen


No se trata de tener más recursos. Se trata de tener más propósito, pasión y perspectiva. La diferencia que hace la diferencia no está afuera, en el entorno. Está en cada uno de nosotros.